domingo, 22 de agosto de 2010

"LLAGA PURULENTA"

Nueva escalada verbal norteamericana y sionista previa al ataque militar, posiblemente atomico, contra Iran

Desde el viernes circula una sorprendente noticia en los periódicos: "¡El Congreso aprueba escalada en la guerra no declarada contra Irán!". Quizás los titulares no son exactamente esos -pero sí es la verdad detrás de la votación de la Cámara de Representantes para ceñir la soga de las sanciones en el cuello del Irán, como lo señalan los informes de la organizacion anti-belicista norteamericana Antiwar.com.
Alineados detrás de la "diplomacia" del premio Nobel de la Paz sentado en la Oficina Oval, nuestros representantes quieren quebrar la columna vertebral de la economía iraní hambreando a sus habitantes, privándolos de combustible y de otros bienes vitales indispensables para mantener un mínimo nivel de la vida ordinaria.
En otras palabras, los líderes emanados de la elección popular de la mayor democracia del mundo -los campeones de la libertad, de la justicia y de los derechos humanos- quieren paralizar las ambulancias y que niños gravemente enfermos o accidentados mueran sin poder llegar a los hospitales. Quieren que familias enteras se quemen hasta morir, que barrios de las ciudades se consuman en llamas mientras que las autobombas desprovistas de carburante permanezcan paradas. Quieren que las entregas de alimentos y medicamentos se paralicen, que se desencadene una espiral de inanición, de enfermedad, de caos y de enormes sufrimientos. Quieren condenar a millones de seres humanos inocentes a un nivel mínimo y brutal de subsistencia, a languidecer, a ser denigrados y a morir en la privación y la miseria. Quieren que todo esto suceda: Es la evidente intención de su estrategia "diplomática".
¿Y por qué? Ostensiblemente porque el gobierno de Irán desarrolla un programa de energía nuclear de conformidad con los tratados internacionales y bajo supervisión internacional. Y si ese selecto castigo para millones de inocentes no fuerza al gobierno de Irán a renunciar a su programa nuclear legal y cuidadosamente inspeccionado, los campeones de la libertad, de la justicia y de los derechos humanos, ya proclamaron su intención de atacar unilateralmente a Irán con todos las "opciones" a su disposición, incluyendo la opción" de inmolar una multitud de seres humanos inocentes con armas nucleares.
Ahora bien, el gobierno de Irán es un régimen odioso. No tan odioso empero como por ejemplo el de un firme aliado de los Estados-Unidos en la región, Arabia Saudita, pero suficientemente odioso. Sin embargo, pese a todo lo represivo que puede ser respecto de sus propios ciudadanos, no ha iniciado ni mantenido en la última década guerras de agresión o de dominación que hayan matado, de manera directa y con efectos “colaterales”, más de un millón de personas inocentes. Los campeones de los dos partidos políticos de la libertad, de la justicia y de los derechos humanos de Washington sí lo han hecho y continúan haciéndolo.
Pero no tratan de quebrar a Irán porque su régimen sea ignominioso, sino porque desafía la voluntad imperial resistiéndose a los planes de la agenda imperial de ambos partidos de imponer su dominación sobre los recursos petrolíferos iraníes.
Si Irán aceptase convertirse en un estado vasallo de los Estados-Unidos, mañana mismo no importaría un corno el carácter odioso de su régimen -como ya lo vimos durante las largas y atroces décadas en las que gobernó aquel tirano perrito-faldero y marioneta de los Estados-Unidos, Reza Pahlavi.
Como Irán repudió el vasallaje, se transformó en un objetivo a devastar, sea mediante sanciones y la campaña terrorista en curso apoyada por los Estados-Unidos y sus operaciones encubiertas [todo lo cual, enfatizamos, constituyen actos de guerra, sanciones incluídas], sea por la acción militar directa de la maquinaria bélica estadounidense o la de su alter-ego en Medio Oriente, Israel.
Y es por eso que escuchamos la regurgitación constante de esos cargos ridículos por parte de nuestros líderes nacionales acerca de la gran "amenaza" que Irán representa para todo el planeta.
En efecto, Harry Reid, líder demócrata en el Senado de los Estados Unidos -alabando la votación de la Cámara y babeándose de gozo por hacer progresar la escalada hasta la aprobación definitiva de su feudo- declaró que Irán era "una llaga purulenta en el mundo": Lenguaje crudo y deshumanizante, pero familiar para quienquiera tenga un mínimo conocimiento de la propaganda nazi. Reid añadió:

"Ni bien [la Casa de Representantes] apruebe [el proyecto de ley], haré todo lo que esté a mi alcance para que pase al Senado. El Medio Oriente es inestable. Esto ayudará a estabilizarlo."

Me permito resaltar la demencial estupidez de tal afirmación. Independientemente de lo que podría decirse acerca de endurecimiento de las sanciones contra Irán -incluso si usted piensa que es el curso de acción correcto- lo que en ningún caso puede decirse es que tal medida "ayudará a estabilizar" el Medio Oriente. De hecho, los halcones de cualquier calaña enemigos del Irán -desde los estranguladores partidarios de la sanción hasta la brigada de los salgamos a bombardear- proclaman abiertamente, incluso con orgullo, que su objetivo final es derrocar al actual régimen iraní, lo que quiere decir, a lo largo, a lo ancho y decididamente: Desestabilicemos Medio Oriente derribando uno de los más poderosos gobiernos de la región.
Y por supuesto, las sanciones mismas, como todas las otras acciones de guerra lanzadas por Estados Unidos, como todas las agresivas y reiteradas amenazas de ataque, castigo e incluso destrucción de Irán, son neta y deliberadamente destinadas a provocar represalias por parte del gobierno de Teherán. Boomerang que, por su intencional diseño, genera aún mayor inestabilidad en Medio Oriente .y que de regreso, «justifica» cualquier acción que los Estados Unidos puedan necesitar para proseguir su programa de dominación.

Reid sabe por supuesto todo esto. Él mismo no cree -ni siquiera durante una millonésima de segundo- que ajustar la soga alrededor del cuello de Irán "ayudará a estabilizar" Medio Oriente. Pero él -como todo nuestro “establishment” bipartidista a cargo de la política exterior- está convencido de que Usted es lo suficientemente estúpido para creérselo.
El simiesco belicismo de Reid encontró eco en las mentiras de otro demócrata, el congresista Howard Berman, presidente del Comité de Asuntos Exteriores, quien, según lo informó la AFP, declaró abiertamente que "el mundo no enfrenta una amenaza de seguridad mayor que la perspectiva de un Irán nuclear."
¡Oh mundo feliz! Lo peor debemos temer -en todo el planeta- es la perspectiva de que Irán -cuyos líderes reiteradamente denuncian el mismísimo concepto de armas nucleares como el más grave pecado y cuyo programa nuclear de energía (repetimos por enésima vez) se encuentra bajo la más estricta supervisión internacional que jamás se haya impuesto a nación alguna- pudiera de algún modo, algún día, producir un arma nuclear. Si la mera perspectiva de esa remota posibilidad es lo peor que debemos temer en el mundo moderno, entonces, demos gracias a Dios, estamos en mucho mejor forma de lo que yo creía.
Pero, nada es cierto. Y Howard Berman -a pesar de que es uno de los varios inquilinos del Congreso que piensan que en realidad son los representantes de un distrito situado en algún lugar entre el río Jordán y el Mar Mediterráneo- sabe que no es verdad. Él sabe, como lo sabe cualquier persona sensata, que incluso si Irán produjese efectivamente un arma nuclear, ni sería ni podría ser una amenaza “para la existencia” de Israel -ni de los Estados Unidos-.
Cualquier ataque nuclear iraní a Israel daría lugar a una represalia masiva del arsenal nuclear de Israel (arsenal obtenido y conservado ilegalmente, fuera de cualquier tratado internacional o supervisión). E incluso si Israel no tuviera armas nucleares, un ataque nuclear de Teherán hacia regiones próximas en Medio Oriente precipitaría de rebote mortales consecuencias en Irán mismo. Para no hablar de la evidente posibilidad de represalias de parte de los Estados Unidos -o incluso de Rusia o de cualquier otro grupo de Estados nucleares- que podrían sentirse amenazados por ese arbitrario y autodestructivo acto de agresión nuclear.

En cualquier caso, toda esta especulación -cada minúsculo fragmento de la misma- pertenece al reino de la más pura fantasía. No va a suceder -y nuestros campeones de la libertad, de la justicia y de los derechos humanos, confortablemente sentados entre miles de armas nucleares mientras dirigen sus guerras de agresión, saben que no va a suceder. La amenaza iraní", promulgada por los líderes de ambos partidos en los Estados Unidos, es la más vil de las falsedades, como sus propios promulgadores bien lo saben.
Me doy cuenta que insistir pesadamente sobre hechos notoria y tediosamente evidentes puede resultar profundamente insultante para cualquier persona con un mínimo de inteligencia. Pero teniendo que hacer frente a la enorme cantidad de cruda propaganda al estilo nazi en la que diariamente se sumerge al pueblo norteamericano respecto de esta cuestión, este tipo de barrido de basura es necesario.

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