viernes, 24 de junio de 2011
EL FLAGELO DE LA INSEGURIDAD EN SANTIAGO DEL ESTERO
La inseguridad pública está haciendo estragos en nuestra sociedad, y sólo las autoridades, necias y ciegas de poder, parecen no ver lo que sucede. Es claro, a ellos los protegen día y noche con policías que están de consigna en los domicilios de los funcionarios.
Hasta el resentido jefe de policía tiene personal del Cuerpo Guardia de Infantería en su casa. Y pensar que antes ni siquiera prendía el foco del frente porque no tenía para pagar la luz.
Como si fuera poco drama, enterarnos por lo medios (no oficiales en su mayoría) los desastres que hace la delincuencia (de la mano de varios policías en actividad), amparados por la pseudo democracia y la justicia embanderada con los derechos humanos, también hoy se suceden hechos de corrupción de parte de policías encumbrados en ciertos cargos jerárquicos.
Como ejemplo, el operativo Mailín, sinónimo de corrupción y delincuencia pergeñada por funcionarios públicos y policías, en su gran mayoría. Y es algo que todos los años se repite. Se comenta que en este caso, lo hicieron amparados por el “Pichoncito” Carlos Silva Neder, con conocimiento pues, de Pichón Neder, que Marcelo Pato y Marcelo Camaño, monitorearon la maniobra. Fue tal el vandalismo sabiéndose impunes, que elementos nocivos de la fuerza, mencionados con nombre y apellido (y planilla prontuarial anexa) se dedicaron a “cuatrerear”. Es decir, en pleno “operativo de seguridad”, ellos “delinquían”.
Cuando ya se presumían “removidos” de su cargo algunos de ellos, sólo para que la “gilada” crea que los están investigando, caso del comisario mayor “Walter Castelani” y comisario inspector “Edgar Pacheco”, a este último, le picaron el boleto, es así que desde hace una semana esta a disposición del D1, “Dpto. Personal”, mientras que los de arriba se reparten el botín obtenido.
Y eso fue a manos de unos pocos, que hicieron la diferencia, a costillas de los denigrados subalternos, que debieron “comer de lo peor” ya que los tiraron en la ruta, que se arreglen solos. Y se dicen camaradas, que basuras.
Por si esto fuera poco, y a pesar de lo que sucede en los barrios con la delincuencia, que no encuentra límites a sus acciones, ya que la policía está más ocupada en la “violencia de género”, que en la seguridad pública en sí misma. Aclaramos, que si bien la violencia de género, es una situación que merece un tratamiento especial, también aclaramos que ni la Justicia santiagueña (lenta y perezosa), ni la policía (menos que menos), están preparadas para brindar mínimas soluciones a los damnificados. ¿Acaso creen que con brindar charlas sobre el particular, la Justicia hará lo correcto en tiempo y forma, y los policías intervendrán con la seguridad que el caso amerita? Eso se llama Utopía. Es más o menos como las fantasías oníricas de Marcelo Pato.
A pesar, que dese Código Rojo desde hace mucho tiempo se viene denunciando la situación de inseguridad reinante, no solo eso, si no que las falencias que existe en la fuerza policial, justicia y en el gobierno zamorista en Gral.
Mientras, los jefes policiales siguen tratando de sostener la estafa de decir que sólo se trata de sensación de inseguridad. Sería importante preguntarle al chofer de la ambulancia que días pasados fue atacado en inmediaciones del Barrio Central Argentino, si es que fue’” sensación de inseguridad” lo que sintió cuando los delincuentes que lo atacaron a él y a una médica, le gatillaron el arma hasta ocho veces, directo a la cabeza. Que pensó este pobre trabajador en ese momento. Lo cierto es que Dios lo amparó, y hoy puede contarlo.
¿Y la policía de La Banda? ¿Y la prevención en los barrios que tanto anuncian? Comisario Walter Roldán, Ud. mismo lo dijo, es la primera vez que sucede en su gestión que lleva sólo seis meses. No era necesario que se cubra de esa manera. Ud. es inteligente, y tiene muy buena preparación. Aplique sentido común, y despierte. Pasó antes, y seguirá pasando. Sabemos que con lo que tiene no puede hacer milagros, pero tampoco se puede mentir a la gente.
Lo cierto es que desde las distintas esferas, se minimizó el hecho, un hecho grave que viene a poner la inseguridad de los santiagueños a la misma altura que una villa cualquiera del conurbano bonaerense, donde la vida de las personas vale lo mismo que un “cigarrillo suelto”.
Estamos pasando el límite de lo lógico, y la policía está pasando el límite de lo ridículo, y de esto hace ya un buen rato.
En Loreto, por ejemplo, todavía “esperan” el famoso proyecto importado de Israel, aquel del fundamento socio comunitario, de la interrelación entre comunidad y policía. Si ese, el mismo que destacaba la colaboración de la comunidad en seguridad…Es como dijimos antes, una utopía, pero de las que denominamos farsa, pensada por un grupo de farsantes, desde que asumieron en el cargo de manera nefasta y despótica, se dedicaron a robar y a perjudicar, sólo a eso.
En otros Estados, sean éstos comunales, provinciales, o nacionales, los cargos en el área de seguridad, se otorgan a gente preparada, con una trayectoria de formación, y sobre todo de transparencia en su carrera, virtudes que en el caso que nos ocupa, no existen. Santiago del Estero, es sinónimo de corrupción, la gente lo ve a diario, y no es tonta.
Al fin y al cabo, creo que se repite la historia de los gobiernos clientelares: tener ignorantes en los cargos, para poder encubrir maniobras ilícitas. Pero estos zánganos, como Marcelo Pato, Omar Quiroga, Marcelo Camaño, Pablo Gerez, César Ibáñez, Mario Talavera, etc., etc., salvo contadísimas excepciones, son unos ineptos en materia de seguridad, pero grandes pensadores cuando de robo y coimas se trata. Algún día, serán investigados, y veremos cómo hacen para justificarse entre sí. Quizás invocarán la Ley de Obediencia Debida estos ignorantes.
Y para culminar con este recuento, que ya es el pan nuestro de cada día, en la madrugada del sábado 11 próximo pasado se registró un hecho lamentable en competencia de la Unidad Regional Nº2 Banda. En un pub ubicado en la tradicional esquina de Belgrano y Besares, se desarrollaba un espectáculo de rock, con masiva presencia de jóvenes. Todo era normal hasta que ingresó un efectivo con la pistola en el pecho, según narran las fuentes (entendemos que era una sobaquera) el cual empezó a amenazar e insultar a los concurrentes. En ese momento tiró la frase: Si yo quiero, armo un desparramo aquí”.
Las fuentes añadieron que amedrentó al público en varias oportunidades hasta que el propietario llamó a la policía, concurriendo dos efectivos de la guardia de la Unidad Regional 2, quienes sacaron del local al colega… ¿Hace falta añadir algo más?
Inseguridad que tiene su génesis, en la misma fuerza de seguridad provincial. Zamora, cambie esa lacra ya, sino la misma se lo lleva puesto. Cuando lea esto, recién se enterrará, pues el 99% de los que sucede en la policía, Ud. lo desconoce. Sólo se entera de las fantasías que inventa Pato, cuando ve que su burda gestión puede finalizar.
Fuente : Codigo Rojo
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