viernes, 26 de agosto de 2011

¡Zamora!, en Ramírez de Velazco todos viven de las asignaciones nacionales

Por Jorge Londero, de La Voz del Interior, de Córdoba.

Julia Madrid (47), con nueve de los 15 hijos que tuvo. Ella ya cobra la pensión por ser madre de más de siete hijos, pero asegura que no le alcanza. Ya tiene 10 nietos (Foto: Ramiro Pereyra/LaVoz).
En el bello paisaje de las serranías del sur santiagueño, algunas señales indican al viajero que en Sumampa se acaba el mundo. La percepción le vendría justo a la letra de una chacarera. Sin embargo, no es así. Quienes se animen a adentrarse 17 kilómetros por ese camino polvoriento que va hacia el norte se encontrarán, como quien no quiere la cosa, con Ramírez de Velazco, pequeño pueblo de modestas casitas donde la vida de la mayoría de sus residentes puede resumirse en una sola palabra: subsistencia.
Según informó su comisionado municipal, Raúl Coronel, en este caserío reside un total de 420 habitantes, de los cuales 200 son niños menores de 12 años, una distribución muy diferente a la pirámide etaria de la media de las ciudades y localidades de nuestro país. El propio funcionario comunal fue quien colocó al ignorado puñado de casitas y ranchos en el comentario de medio país al declarar, a modo de explicación, que en el pueblo que administra la mayoría de las mujeres tienen muchos hijos para cobrar la asignación universal e, incluso, llegar a la pensión de madre de siete hijos, equivalente a una jubilación mínima, ambos beneficios que otorga el Estado nacional.
Raúl Coronel, comisionado municipal de Ramírez de Velazco, justificó su visión sobre las asignaciones universales (Foto: Ramiro Pereyra/LaVoz).
¿Es cierto? “Yo no digo que ellas sean expresamente conscientes de eso, pero en el fondo creo que es así”, reafirmó Coronel a este diario, en una versión que en cierta forma justifica pero atempera sus dichos.
Eso es, también, lo que se percibe en el lugar al dialogar con algunas de las tantas familias numerosas que residen en piecitas de apenas tres por tres. Laura Coronel (30), quien aclaró que pese a su apellido no es pariente del funcionario comunal, contó que tiene seis hijos y que está embarazada del séptimo y que, de no ser por las asignaciones universales que cobra, no podrían subsistir.
Laura cuenta que es madre de Lucía Elena, Gustavo Daniel, Camila Estefanía, Diego Emanuel, Sebastián Alberto y Susana Beatriz, estos dos últimos hijos de su actual pareja, Miguel Alberto Madrid (29), quien sólo consigue trabajar en changas, por lo general en la recolección de leña, algo que le deja 50 pesos por jornada laboral, las que por mes se cuentan a veces con los dedos de una mano.
En ese esquema de economía familiar, la asignación que Laura cobra por tres de sus hijos es, por lejos, el principal sustento del grupo. Tal vez por eso no oculta lo que espera: “Estoy por tener otro hijo y ya estoy haciendo todos los trámites para cobrar la pensión por madre de siete”. Confiesa que para eso necesita juntar los papeles de toda su descendencia, ya que dos de sus hijos viven en Venado Tuerto, “porque allí pueden estudiar”.
Muy joven, Natalia Beatriz Córdoba, con sólo 23 años, ya tiene tres hijos (Foto: Ramiro Pereyra/LaVoz).
Con sólo 23 años, Natalia Beatriz Córdoba ya tiene tres hijos: Ricardo Alejandro (6), Antonella Agustina (4) y el pequeño Pablo Nahuel, de sólo ocho meses. Por su juventud podría tener muchos más, pero no se muestra muy convencida: “Cobro el subsidio de mis hijos y eso es importante porque mi pareja no tiene trabajo estable, ya que consigue a veces juntar leña y nada más, pero no sé si me animo a tener más chicos, incluso porque ahora conseguí un trabajito en la escuela, donde voy a limpiar los baños y la cocina”, cuenta Natalia.
15 hijos y 10 nietos. Quien hizo dos veces méritos para cobrar esa pensión, y de hecho ya la cobra, es Julia Madrid (47), una joven mujer cuya descendencia es casi el seis por ciento de toda la población del lugar, ya que tuvo 15 hijos, 10 nietos “y otros dos en camino”, según ella misma aclara.
Con una memoria de madre, enumera de corrido a sus descendientes y hasta las edades de cada uno de ellos: “Miguel Alberto (29); Olga Graciela (27), Néstor Sebastián (25) y Leonardo (22), todos ellos de apellido Madrid, a los que debe sumarse los apellidados Herrera, hijos de su ex marido: Pablo Alejandro (20), Sergio Eduardo (18), Fernanda Noemí (16), Camila Azucena (14, a punto de cumplir 15), Tamara Soledad (13), Dalma del Milagro (11), María Cristina (8), William Osvaldo (6) y Anahí Marisol (6), estos dos últimos mellizos. Otros dos hijos ya no están. “Una de ellas murió al nacer, fue en el único parto que tuve que hacer en mi casa porque era muy tarde y no conseguimos a nadie que nos llevara hasta Sumampa, que es donde nacieron todos mis otros hijos”, cuenta Julia.
“Aquí estamos muy aislados -explica la mujer-, los colectivos que te llevan a Sumampa pasan de día y cobran ocho y 10 pesos el pasaje y algunas camionetas te cobran entre 70 y 80 pesos para llevarte, y eso es mucha plata para nosotros”.
Julia admite que cobra la pensión para madres de siete hijos, pero aclara: “Cuando cobrás esa pensión ya no tenés derecho a las asignaciones, y no nos alcanza, porque son apenas 970 pesos”.
17 kilómetros de polvareda más allá de Sumampa aun existe un pedazo del mundo. Es el que comparten los hijos y nietos de Julia en Ramírez de Velazco, un pueblito donde el principal sustento son las asignaciones universales y las pensiones, y eso no es suficiente.

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